"Caminó por la cuesta. Cada paso le costaba más. Estaba demasiado fatigado para subir. Se detuvo a secar el sudor que caía sobre sus ojos y las lágrimas saladas, con todo el cuerpo dolorido. Enfadado consigo mismo escupió, con furia, desdén y odio a sí mismo, sobre el suelo yermo. Luego siguió trepando por aquella elevación solitaria y poco familiar, alejada de todo. Nada estaba vivo allí, aparte de él mismo."
Philip K. Dick, "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?"
Lector: Helga Pérez. Profesora do Departamento de Lingua Castelá do IES Xesús Taboada Chivite de Verín.
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